lunes, 16 de julio de 2012

¿Es el crecimiento la causa última de la crisis económica?

En la obra de Tim Jackson que hemos revisado en las entradas anteriores, este economista nos ofrece un planteamiento interesante sobre la crisis. 
Simplificando un poco las explicaciones y el complejo tejido de mecanismos, podemos decir que generalmente, desde las posturas más críticas (al menos dentro de los límites de mi conocimiento), se señala como causa principal de la crisis económica al excesivo peso de la economía financiera frente a la economía productiva. Desde los años 80, la economía financiera despegó y se separó de la economía productiva, de manera que se estaban generando enormes beneficios sobre operaciones “vacías”. El peso de las finanzas en la actividad económica tiene dos facetas que han sido especialmente dañinas. La primera es la desregulación financiera, que llevó por ejemplo a la venta rápida y opaca de enormes cantidades de productos financieros “tóxicos”, que ofrecían una elevada rentabilidad monetaria a corto plazo a costa del riesgo que conllevaban. Algunos ejemplos son las hipotecas “subprime” o las hipotecas NINJA (No Income, No job, No asset). La segunda consecuencia, derivada de la anterior, es el excesivo endeudamiento de las familias y de las empresas. Estas deudas han llegado a un punto en el que no podían ser solventadas *.
Aunque parece bastante claro que esta compleja red de actividades financieras fuera de control ha tenido una influencia en la presente situación, creo que el análisis de Jackson da un paso más allá. Su idea es encontrar la causa última que ha llevado a esta situación. Es cierto que el excesivo endeudamiento y la desregulación financiera son causas de la presente crisis, pero hay una pregunta que va antes: ¿por qué se han producido el endeudamiento y la desregulación? La respuesta del autor de “Prosperidad sin crecimiento” es que ha sido la propia búsqueda desesperada del crecimiento lo que ha llevado a esta situación. La necesidad de promover un consumo continuo y de aumentar las ganancias para que creciese la economía y se alcanzase “la prosperidad”, han producido esta distorsión y configuración perversa de la actividad económica. El crecimiento es la causa última estructural de la crisis económica desencadenada en 2008. 
A pesar de que hay algunas diferencias en las economías capitalistas (en el libro se distinguen dos variedades fundamentales: las economías liberales de mercado y las economías coordinadas de mercado), todas se caracterizan por perseguir el crecimiento. Las respuestas políticas al colapso financiero han buscado el restablecimiento de la situación anterior, tomándose medidas provisionales y a corto plazo. La deuda privada ha pasado en buena medida a ser pública debido a los rescates financieros. El fondo del problema, la necesidad del crecimiento, no ha sido cuestionado.
Que la explicación de Jackson sea más o menos acertada, no es una cuestión que pueda ser valorada aquí. Sí puedo valorar, en cambio, que por lo menos el autor nos ofrece un planteamiento que merece nuestra atención. El análisis de las causas de la crisis debería marcar el camino a seguir por las respuestas políticas y sociales a la misma. Nuestras economías y nuestro desarrollo social podrían ir completamente desencaminadas de las respuestas necesarias, estar marchando a la deriva, perdidas en una búsqueda irracional e ilusoria del anhelado crecimiento.
 
*Análisis más profundos y elaborados sobre la crisis pueden ser vistos por ejemplo en: 
Medios donde informarse: 
http://www.attac.es/
http://www.monde-diplomatique.es/
 
 
 

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