lunes, 27 de agosto de 2012

"El hombre en busca de sentido", de Viktor Frankl II

Reflexiones personales sobre el texto de Frankl:
De la misma manera que el autor estructura su obra en dos partes, que son las reacciones psicológicas en los campos de concentración y la logoterapia, voy a dividir este comentario en esas dos partes. 
 
Con respecto a la primera parte creo que es necesario destacar un aspecto que es comentado en su introducción. El autor alude a su experiencia en el campo de concentración y su desarrollo teórico de la misma como una forma de generar el conocimiento científico acerca de las reacciones de los prisioneros en los campos de concentración. En relación a esto afirma: “Únicamente el que ha estado dentro sabe lo que pasó, aunque sus juicios tal vez no sean del todo objetivos y sus estimaciones sean quizá desproporcionadas al faltarle ese distanciamiento. (página 17). El autor está presentando aquí un dilema muy importante dentro de la investigación en psicología. La aplicación del método científico a la construcción del conocimiento psicológico ha llevado a que se descarten muchas formas de conocer que antes se consideraban válidas. Desde el punto de vista del objetivismo, y considerando que existe la posibilidad de crear un conocimiento objetivo, válido, real, universal...la postura del autor resulta insostenible. Las emociones y el sufrimiento habrían empañado su experiencia y su observación habría sido poco técnica, por lo que sus producciones no tienen validez para la comunidad científica. Sin embargo, en la frase citada, el autor plantea una cuestión muy importante. La experiencia directa, la vivencia, es la única que puede proporcionar un conocimiento que se acerque a lo que realmente pasó (al menos en una situación tan extrema como la que nos ocupa). Posiblemente sin desearlo, una afirmación como esta nos puede llevar a pensar acerca de muchas formas de conocimiento psicológico que no seguirían el rigor exigido por las concepciones objetivistas. ¿Podría un novelista, un periodista, un cantante, un pintor...producir un conocimiento que nos diga algo acerca de la psicología del ser humano? ¿La psicología popular, aquella que maneja la gente dentro de una cultura, ofrece conocimiento válido sobre el comportamiento del ser humano? ¿Puede una persona que no sea “psicóloga” hacer un análisis más completo de una situación como la descrita por el hecho de haberla vivido? ¿Debe ser, por el contrario, que todo este conocimiento tiene que ser ordenado y sistematizado por alguien entrenado en las técnicas de investigación científica?

La psicología (al menos algunos paradigmas dominantes) rechaza en muchos sentidos estar próxima a las humanidades y la filosofía. La filosofía y las humanidades son de naturaleza especulativa y por ello no tienen el mismo estatus como conocimiento ni la misma validez que la psicología. El método científico distingue a la psicología de estas ramas de conocimiento. En mi opinión, las humanidades y la filosofía, que no buscan de manera tan intensa el distanciamiento objetivo, producen conocimiento válido que puede ser ser interesante para la psicología (como disciplina y como forma popular de conocimiento sobre el ser humano). Si nos alejamos de estas formas de conocimiento que se conocen como humanísticas, posiblemente acabemos cayendo en una forma de vida fría y burocratizada. El método no garantiza que el conocimiento psicológico generado tenga sentido para la sociedad que lo solicita. La psicología se aislaría y perdería su anclaje con la sociedad si no está abierto a otros campos de conocimiento que no busquen el rigor y el distanciamiento que requiere la ciencia. 
 
Continuando con la afirmación del autor presentada en el párrafo anterior, me gustaría añadir algunas cuestiones que son interesantes para la propia construcción del conocimiento dentro del marco de la disciplina de la psicología. Los planteamientos presentados por el autor también nos sirven para reflexionar acerca de los métodos de investigación cualitativo y cuantitativo. La posibilidad de hacer ciencia “desde dentro” es una de las reivindicaciones de la investigación cualitativa. Aunque no sea la única forma válida de producir conocimiento, es necesario que el investigador llegue a conocer de manera directa los marcos de pensamiento de aquellas personas o procesos que está estudiando (su implicación debe ser más o menos profunda dependiendo del programa concreto de investigación). El enfoque émico, la visión de los “nativos”, deben ser los elementos estructuradores o los objetivos de la creación del conocimiento sobre ellos. El objetivo de esta forma de investigación es acceder al punto de vista “nativo” y usar su especificidad para producir un conocimiento empírico o teórico válido. En este punto es posible analizar el planteamiento del autor. Desde mi perspectiva creo que el autor no se sitúa puramente en un marco cualitativo, aunque en principio podríamos pensar que sí. La interpretación que prima en el libro es la suya propia. La única voz sobre la vida dentro del campo es la suya (o la de los otros filtrada a través de la suya). En este sentido su postura podríamos considerarla como algo mixto. Se basa en la experiencia directa, pero busca el punto de vista lo más objetivo posible siguiendo su propio criterio de experto. Creo que esto debe ser tenido en cuenta a la hora de valorar sus aportaciones. Aun así, por el tipo de experiencia sobre la que se teoriza, esta es la forma más factible de generar conocimiento (y de las pocas deseables).

De los análisis que el autor realiza en la primera parte del libro, creo que sus aportaciones resultan interesantes, especialmente al considerar su relación de los principios básicos de su terapia. Aun así, me gustaría señalar que sus análisis sobre la psicología de los guardianes del campo no son tan cuidadosos como los de los prisioneros. Uno de los principales hechos que apunta al respecto, a modo de conclusión, no resulta más que de la valoración moral (poco sustantiva) del autor. Me refiero a la afirmación siguiente: “De todo lo expuesto debemos sacar la consecuencia de que hay dos razas de hombres en el mundo y nada más que dos: la `raza` de los hombres decentes y la raza de los indecentes” (página 87). Creo que los análisis que realiza con respecto a la psicología de los guardianes carece de explicaciones relevantes. Aunque es un fenómeno muy difícil (si no imposible) de aprehender, quizás sería interesante considerar algunas aportaciones que se han realizado desde la psicología social y la sociología, como son la presión de grupo, las reacciones ante la autoridad o los efectos de las situaciones de miedo y represión sobre las personas.

En lo que se refiere a la segunda parte, me gustaría comentar algunos aspectos positivos. Me parece que hace bien en señalar la importancia de adoptar un enfoque de una psiquiatría humanizada, alejado de postulados y posturas mecanicistas. Esto abre un horizonte necesario para la psiquiatría y la psicología hacia la concepción de la mente humana de una forma más compleja (y posiblemente más ajustada).
El postulado básico de la logoterapia, la centralidad de la voluntad de sentido, es una aportación muy relevante para la concepción del ser humano y de la terapia psicológica. En muchos sistemas psicológicos se desdeña esta cuestión, que posiblemente sea una de las que tiene más significado para las personas y para la psicología popular. En la medida en que somos conscientes de nuestra muerte y por tanto de la finitud de la existencia, buscamos formas de darle sentido a la existencia. La búsqueda de la realización de nuestra existencia mueve nuestras acciones y marca nuestras metas. A pesar de esta aportación, creo que el autor tiene una concepción limitada de las formas de dar sentido a nuestras vidas. El sentido del amor o el sentido del sufrimiento no son las únicas formas posibles. Dentro de cada cultura se generan muchas formas de dar sentido a la existencia (sistemas filosóficos, religiosos, políticos...) y cada persona asume algunos de esos, dándole su tinte particular y descubriendo otros sentidos posibles. Mi interpretación es que la visión de Frankl sobre la voluntad es un poco monolítica, pues suele referirse a un único sentido último. Incluso me aventuraría a decir que los sentidos que él destaca tienen una estrecha vinculación con sus concepciones personales religiosas y morales. En mi opinión el sentido puede no ser único, puede no basarse sólo en el amor o en el sufrimiento, sino que puede resultar de una combinación de muchas formas de sentido en la que quizás no se puede discernir cuál pesa más y cuál menos. En la cultura y en el descubrimiento personal es donde podemos encontrar de qué contenidos se alimenta el sentido.

"El hombre en busca de sentido", de Viktor Frankl I

Título: El hombre en busca de sentido.
Autor: Viktor Frankl.
Edición trabajada: 2005, Barcelona: Herder.
Público al que puede interesarle: psicólog@s y personas interesadas en el ámbito de la terapia y la autoayuda.

Resumen:
El libro de Victor Frankl consta de dos partes. En la primera parte el autor se dedica a analizar, a partir de su experiencia como preso en varios campos de concentración, las reacciones psicológicas de las personas que están en los mismos. En la segunda parte desarrolla algunos conceptos básicos sobre la logoterapia
 
Dentro de la primera parte, el autor propone que la psicología de los prisioneros en un campo de concentración pasa por tres fases. En la primera fase, la del internamiento, el preso comienza con un fuerte periodo de shock, la pérdida de conciencia sobre la vida anterior y la pérdida de ilusiones, lo que desemboca en una cierta pérdida del miedo a la muerte. La segunda fase, cuando ya el preso lleva un tiempo en el campo de concentración, se caracteriza por la apatía y el embotamiento afectivo. Estos síntomas constituyen mecanismos de defensa de la persona y van acompañados de otros mecanismos como el humor macabro o la huida hacia el interior. Además, la irritabilidad de los presos es mayor y se pierde en buena parte la capacidad de tomar decisiones. Por último, en la fase de liberación, los presos sienten una especie de despersonalización, no siendo plenamente conscientes de su nueva situación, que es vivida casi como un sueño. Algunos presos reaccionan mal, pues al liberarse de la tensión psicológica del campo actúan como si pudiesen saltarse cualquier norma. 
 
En la segunda parte, el autor presenta algunos esbozos de la logoterapia. Los conceptos más importantes que se discuten son: voluntad de sentido, frustración existencial, neurosis noógena, noódinamica y la técnica de intención paradójica. 
La voluntad de sentido es el concepto fundamental de la logoterapia. La voluntad de sentido es única y específica de cada persona y debe ser descubierta. El centro de la logoterapia en la búsqueda del significado de la existencia humana. La voluntad de sentido es el motor de las acciones humanas. En caso de que no se logre encontrar esa voluntad de sentido, se puede hablar de frustración existencial. Esta frustración existencial puede producir una neurosis noógena, que es la que tiene como base un conflicto moral o existencial de la persona. La noodinámica es la tensión entre lo que la persona ha logrado y lo que todavía no ha logrado (a nivel existencial). La noodinámica es un requisito necesario para la salud mental. La intención paradójica es una técnica concreta de la logoterapia que se basa en que el miedo hace que se produzca lo que se teme y que si se pone mucha intención en realizar aquello que se desea no se consigue. De esta manera las personas con ansiedad deben marcarse como objetivo hacer aquello que temen, lo que tendrá como consecuencia que no se consiga. 




 

miércoles, 22 de agosto de 2012

"Examined life"

"Una vida sin examen no vale la pena vivirla", Platón. 

La filosofía tiene como una de sus vías privilegiadas de expresión la palabra escrita: libros de mayor o menor extensión, 200, 300, 400 páginas, donde el autor o autora desarrolla su pensamiento. En contraposición, en el documental "Examined life", la directora Astra Taylor se propone utilizar la palabra hablada en un tiempo muy reducido para tratar cuestiones fundamentales de la filosofía. Para ello, entrevista a algunas de las principales personalidades del mundo de la filosofía actual, como Judith Butler, Slavoj Zizek o Martha Nussbaum.
Los temas tratados son muy variados: ¿Qué implicaciones tiene la búsqueda de sentido? ¿Es posible la democracia? ¿Podemos concebir un pensamiento respetuoso con otras culturas, cosmopolita? ...

El documental puede encontrarse en la videoteca de humanidades de doclécticos. Es muy recomendable.

sábado, 18 de agosto de 2012

Free online courses from top universities

Distintas universidades del mundo, principalmente anglosajonas, como Yale, Harvard o Cambridge, ofrecen por Internet los contenidos de cursos en materias muy diversas. El procedimiento es muy sencillo: graban las sesiones de clases impartidas por profesores y profesoras y lo difunden en formato audiovisual a través de Youtube, iTunes, páginas web... De este modo están disponibles para cualquiera que desee verlas.

Aunque ver los cursos no supone la obtención de ningún tipo de acreditación, creo que es una buena iniciativa de formación por dos razones. En primer lugar, es una vía por la que las universidades pueden abrirse hacia la sociedad y mostrar los conocimientos que producen y enseñan. Cualquiera que lo desee puede profundizar en alguna materia, e incluso futuros estudiantes que están valorando qué carrera estudiar, tienen la posibilidad de conocer el tipo de contenidos que se tratan en cada una. En segundo lugar, las plataformas donde se difunden estos cursos permiten generar un intercambio y un debate con respecto a los contenidos, tanto entre académicos como con el público general.

En este directorio de Open Culture se pueden encontrar 500 cursos de Artes, Humanidades, Ciencias naturales y sociales (todos en inglés).












viernes, 17 de agosto de 2012

"Aprendiendo a trabajar" IV: el sistema educativo

Para concluir con la revisión de la obra de Paul Willis "Aprendiendo a trabajar", me gustaría comentar las implicaciones de los análisis de Willis acerca del sistema escolar.
Según el autor, las reformas pedagógicas del enfoque progresivo no sirvieron para modificar la esencia del paradigma de la institución escolar. La escuela, que en principio es un sistema que sirve para educar a toda la ciudadanía y para garantizar la igualdad, acaba convirtiéndose en un instrumento para la selección basada en la competitividad y la meritocracia. Se trata de una institución en la que unos ganan y otros pierden.
El autor hace bastante hincapié en la gestión de la autoridad en el centro. El poder coercitivo de los profesores es bastante reducido y por ello su autoridad debe tener una base moral. El mantenimiento de la disciplina es algo esencial pues el descontrol podría llevar a la caída del eje de intercambio justo que sustenta la escuela. De esta forma, las posibilidades morales dentro de una escuela están restringidas. El equipo directivo, los profesores, y de manera más indirecta todo el sistema administrativo del Estado y la sociedad, son los encargados de ejercer el control.
“Los colegas”, que al principio formarían parte del grupo general de “pringaos”, poco a poco toman unas formas culturales que reaccionan contra este aparato institucional y su autoridad.
¿Podríamos decir que la situación ha cambiado? Aunque el caso del sistema educativo británico no es similar al español, seguimos viendo una serie de problemas comunes. Actualmente muchos autores (*) y un importante sector de la sociedad piensan que la escuela está en crisis. La dificultad para mantener la autoridad, la alta tasa de estudiantes que no consiguen su título de enseñanza básica o la falta de preparación para atender a un alumnado progresivamente más diverso, son alguno de los factores que se consideran. A esta percepción habría que sumarle la influencia de los medios de comunicación, que aumentan el impacto de conflictos aislados y que manejan datos de evaluaciones del sistema educativo con poca sutileza, con poco conocimiento o con una perspectiva sesgada (por ejemplo, los usos que se hacen de los resultados del informe PISA de la OCDE).
Debido a estos factores, creo que la lectura de “Aprendiendo a trabajar” tiene una gran utilidad para reflexionar sobre la escuela por varias razones:
  • Realiza un análisis bastante exhaustivo de la cultura de un grupo “desadaptado” a la escuela.
  • Nos muestra una posibilidad metodológica y un ejemplo de cómo acercarnos a un determinado grupo en la escuela (la etnografía).
  •  Resalta algunos aspectos de la escuela que son cuestionables: la competitividad, el autoritarismo, la segregación... 
  • Presenta varias propuestas a corto plazo para la escuela y los modelos de orientación profesional que  pueden ayudar a modificar la situación.
 (*) Ver un ejemplo en Peña, J. y Fernández, C. (2009) La escuela en crisis. Barcelona: ediciones Octaedro 

miércoles, 15 de agosto de 2012

"Aprendiendo a trabajar" III: la reproducción social de las clases

“Aprendiendo a trabajar” es un proyecto en el que se relacionan las formas culturales con los distintos factores políticos, sociales y económicos propios del capitalismo de los años 70. La cultura de “los colegas” no se estudia aisladamente, sino que se analizan sus relaciones con la cultura de fábrica y con la cultura institucional de la escuela, dentro todo ello del marco de una sociedad de clases capitalista.
Una de las tesis principales del autor es que, aunque parezca contradictorio, las propias formas culturales de “los colegas” están implicadas en el proceso que les lleva a abandonar pronto el sistema escolar e incorporarse a trabajos no cualificados. Lo que desde la cultura contraescolar se vive como una forma de liberación, paradójicamente los introduce en una dinámica desfavorecedora de opresión y explotación. Según Willis, la cultura contraescolar, de manera similar a la cultura obrera, busca resistir y subvertir las formas de autoridad institucionales.
En mi opinión, estos análisis hacen una aportación importante para la compresión teórica de las relaciones de clase en la sociedad capitalista. Willis tiene muy presente la obra de Marx en su trabajo. Su postura política se asemeja a la de éste, pues como comenta en los análisis de la segunda parte del libro, muestra un rechazo hacia el capitalismo y las relaciones de opresión sobre la clase obrera. La obra de Marx considera prácticamente sólo aspectos económicos en las relaciones de clase. Las clases están definidas por la propiedad de los medios de producción, existiendo la clase capitalista (que posee estos medios) y la clase obrera. Sin embargo, Marx no da importancia a los aspectos culturales a la hora de comprender las relaciones de clase. En este aspecto es donde Willis hace una aportación importante. Sus análisis de las relaciones de clase tienen en cuenta factores culturales. La reproducción social requiere de un análisis cultural para ser comprendida en su totalidad (y cambiada). Además, aunque la clase obrera sufre la opresión y la explotación, tiene unos ciertos mecanismos culturales que hace que no siempre esté sujeta a esa dominación y que tienen capacidad para subvertir los valores impuestos por la clase dominante.
Si bien Willis da un paso más que Marx para la compresión de las sociedad de clases capitalista, es interesante mencionar aquí a otro autor que creo que da todavía un paso más allá: Pierre Bourdieu. Para Bourdieu, la propia existencia de las clases en el sentido de Marx es cuestionable. No existe de por sí una clase concebida como “un grupo movilizado en pos de unos objetivos comunes y en particular contra otra clase(*). Las personas comparten un determinado espacio social. En este espacio, gente que se encuentra próxima, que comparte intereses y tiene afinidades, podría llegar a formar una clase “real” que se movilice políticamente.
¿Podrían “los colegas” ser parte de una misma clase social desde este punto de vista?Aunque comparten ciertas predisposiciones (habitus) y están próximos en el espacio social, en principio podríamos responder que no.
A pesar de sus diferencias, creo que Willis y Bourdieu están de acuerdo en una cosa fundamental. Desde distintos enfoques disciplinares y distintas metodologías comparten la idea de que el componente cultural tiene un peso importante en la reproducción de las clases sociales. 
 
(*) Las referencias al pensamiento de Bordieu se basan principalmente en su obra “Razones prácticas. Sobre la teoría de la acción”, capítulo 1 (1997) Barcelona: Anagrama.

martes, 14 de agosto de 2012

"Aprendiendo a trabajar" II: la etnografía.

El estudio de Willis de "Aprendiendo a trabajar" nos sirve para conocer y reflexionar sobre el método etnográfico. Willis nos muestra cómo puede utilizarse la etnografía para comprender la cultura de un determinado grupo (en este caso, “los colegas”).
La etnografía es una herramienta muy potente para acceder a distintos soportes de la cultura. Es una forma de trabajo sacrificada (en la medida que exige mucho tiempo y esfuerzo) y que requiere de gran habilidad para acercarse a un determinado grupo y llegar a formar parte de él. Willis logra llegar a un alto grado de confidencialidad con “los colegas” a pesar de ser adulto y de ser un “representante de una cultura institucional”. Creo que su grado de implicación y su adaptación para ser considerado parte del grupo puede reflejarse bien en la conversación que se presenta en el epílogo (pag. 226):
- Bill: Tú eras como un profesor más {al principio}, eras alguien que estaba entre medias, después te consideré como uno de nosotros.
- Joey: Eras alguien a quien podíamos decir la verdad. Eras de la edad de los profes y sin embargo ninguno de nosotros...estaban muy lejos de nosotros (…)”
La obra de Willis es un ejemplo de que la etnografía puede utilizarse en contextos y entornos muy variados. Aunque en sus orígenes estuviese asociado al conocimiento de culturas indígenas, su uso se ha ido extendiendo y actualmente se emplea en muchos contextos. También se ha extendido el uso de la etnografía en diversas disciplinas, no sólo en Antropología (Sociología, Psicología...). La etnografía dentro del contexto específico de la escuela se ha utilizado y se utiliza con gran profusión. En este sentido “Aprendiendo a trabajar” es una obra de referencia pues es muy completa y es una de las etnografías pioneras dentro del ámbito de la escuela (1).
Podemos observar la utilización de distintas técnicas para la recogida de información. Willis utiliza sobre todo la información derivada de entrevistas y de la observación participante en distintas situaciones.
Aunque considera que el método etnográfico tiene potencialidades para llegar a ciertos lugares de la actividad y la experiencia humana, Willis critica en su epílogo las tendencias de este método hacia el empirismo, el naturalismo y la objetivación del sujeto. Los datos etnográficos le sirven para acceder a una cierta parcela de la realidad para dotar de evidencia empírica a sus construcciones teóricas. Sin embargo, no cree que toda la realidad sea cognoscible a partir de este método. Además, hay que tener en cuenta que su postura política, que está clara y explícitamente presentada en la obra, influye en que considere que la etnografía tiende al naturalismo y por tanto al conservadurismo (teniendo éste un matiz negativo).
En el diálogo del epílogo se ponen de manifiesto algunas reflexiones sobre la etnografía (lo que tal vez es extrapolable a la investigación en general). “Los colegas” no se ven reconocidos en la presentación que de ellos hace Willis (“lo que se refiere a nosotros es demasiado simple”, “hablas por ti mismo”). La creación de un producto objetivado de investigación (la cultura de los colegas en nuestro caso) no es una imagen exacta de la realidad. El investigador crea un producto que es una representación imprecisa de la misma y que pasa por los filtros del propio investigador. La etnografía nos permite acercarnos a los significados de una cultura o grupo y formar parte de él durante un tiempo pero no nos otorga la posibilidad de recrearlos de manera fiel y absoluta ni de acceder a todos sus recovecos.

(1) Para conocer la evolución de la investigación cualitativa en educación (y dentro de ella la etnografía), se pueden consultar por ejemplo los siguientes textos: 
Sandín, M.P. (2003). Investigación cualitativa en educación. Fundamentos y tradiciones. Madrid: McGraw-Hill
Woods, P. (1986/1998) La escuela por dentro: La etnografía en la investigación educativa. Madrid: Ediciones Paidós.

Aprendiendo a trabajar, de Paul Willis I

Título: "Aprendiendo a trabajar" ("Learning to labor: How working class kids get working class jobs", en la versión original publicada en 1977).
Autor: Paul Willis.
Edición trabajada: Akal, 1988, traducción de Rafael Feito.
Público al que puede interesarle: especializado, estudiantes y trabajadores del ámbito educativo y la Antropología.

Paul Willis nos presenta en esta obra un proyecto de investigación que intentaba describir, interpretar y comprender el proceso por el cual los alumnos que pertenecen a familias obreras abandonan pronto la escuela e inician una vida laboral en puestos no cualificados. Para ello, realiza una aproximación etnográfica a un grupo de estudiantes pertenecientes a la clase obrera durante sus dos últimos años en la escuela y los primeros meses en el trabajo. Su análisis se centra en cómo los componentes culturales propios de este grupo tienen un peso importante para explicar este proceso de reproducción social. 

Conceptos clave del libro: 
- Etnografía
- Cultura contraescolar
- Cultura industrial o de fábrica
- Penetración cultural
- Reproducción social
- Paradigma de la enseñanza

lunes, 13 de agosto de 2012

La metamorfosis del trabajo I

Título: "La metamorfosis del trabajo. Búsqueda del sentido. Crítica de la razón económica"
Autor: André Gorz
Edición: 1995, Madrid: editorial Sistema.
Público al que puede interesarle: activistas políticos y sindicales, personas expertas o interesadas en Economía y Sociología. 

Tesis del libro:
Los supuestos sobre los que se ha fundado la modernidad se encuentran en crisis. La racionalidad entendida exclusivamente como racionalidad económica, basada en el cálculo contable, está llevando a un distanciamiento y escisión entre la vida personal y la vida laboral y a un progresivo empobrecimiento de buena parte de la sociedad, cuya situación laboral es precaria e inestable o bien está desempleada. Por ello es necesario repensar la organización social y laboral desde distintos criterios y racionalidades, conduciéndonos hacia una sociedad de tiempo liberado, en la que se reparta el trabajo de manera que todos tengamos menos horas de trabajo, recibiendo una renta completa, y dispongamos de tiempo para realizar actividades autónomas y de trabajo para uno mismo y para los colectivos a los que pertenezcamos. 

Ideas secundarias del texto: 
La expansión del capitalismo se produce a partir del momento en que la racionalidad económica se impone y se separa de otros tipos de racionalidad, de otros fines e intereses. Lo racional se reduce a lo que resulta del cálculo contable y sólo se admiten las relaciones dinerarias. En el ámbito del trabajo, la organización científica propia del capitalismo se expresa en el esfuerzo de separar el trabajo (como categoría económica cuantificable) de la persona. Para que las personas tuviesen que trabajar más horas de lo que consideraban necesario, se hizo necesario imponer una cultura y una socialización en el consumo. Se trabaja no sólo para subsistir, sino para consumir una cantidad ilimitada de productos que proporciona el mercado y que son idealizados por el aparato publicitario. 

Si hacemos un recorrido histórico sobre el concepto del trabajo, vemos que este es un concepto de la modernidad y por tanto es un principio estructurador de la sociedad relativamente reciente. El trabajo ha sido el fundamento de la integración social desde los inicios del industrialismo. En esta época era el factor de socialización por excelencia y permitía acceder al consumo de los distintos productos y servicios. Sin embargo, los cambios de los últimos decenios están llevando a que el trabajo no sea la principal fuente productiva y ya no hay posibilidad de que toda la población activa ocupe puestos permanentes. El avance de la técnica y de la maquinaria permiten que se pueda automatizar una buena parte del trabajo que antes tenía que ser realizado por personas. Además, los sistemas de producción permiten que se produzcan bienes y servicios que podrían cubrir las necesidades de la población. Estos aspectos podrían llevar a unos avances en la igualdad social, en la distribución de bienes y riquezas y en la búsqueda del sentido de las actividades humanas pero, por el contrario, está realidad produce una mayor desigualdad y una pérdida de sentido de la vida laboral. 

La liberación de trabajo está haciendo que las clases trabajadoras se escindan en tres sectores. Un primer sector de élite, cubre puestos para los que se requiere mucha formación y que no son fácilmente sustituibles. Esta élite de trabajadores goza de grandes privilegios como salarios muy elevados y cierta movilidad profesional, aunque dedica muchas horas a su trabajo, por lo que no dispone apenas de tiempo libre. Su formación corre a cargo de las empresas en las que trabaja y se ve sometido a una necesidad continua de reciclaje de capacidades y conocimientos. Un segundo sector lo compone una mano de obra periférica, que está empleada de forma permanente en puestos sin cualificación de peso (es reemplazable) o que está ocupada de forma parcial y en situación precaria. El tercer sector lo compone una mano de obra externa a las empresas, que puede cubrir tanto labores cualificadas (gestión de equipos informáticos) como no cualificadas (por ejemplo, limpieza o seguridad). 

En este contexto, los distintos valores e ideas que componían la utopía del trabajo deben ser modificados. Esta utopía sostenía la importancia del esfuerzo, del dominio (en el sentido de apropiación técnica) de los medios de producción y el hecho de que el trabajo debería permitir el desarrollo de las capacidades individuales. La ideología del “recurso humano” ha asumido algunos de los principios de esta utopía y la empresa intenta instrumentalizar los factores que no tienen que ver con las aspiraciones económicas para convertirlos en elementos que fomenten la productividad y la competitividad. La empresa quiere dar la imagen de ser un lugar en el que sus trabajadores se pueden realizar personalmente. Según Gorz esto no es más que una creación ideológica que impide ver lo perjudicial de las transformaciones del trabajo: gran parte de las personas no pueden de hecho trabajar en actividades remuneradas y, aquellos que lo hacen, se ven forzados a una competitividad extrema y deben dirigirse hacia unos objetivos extraños para ellos mismos. Son actividades heterorreguladas. El capital decide el trabajo que se realiza y cómo se realiza.

¿Hacia que tipo de sociedad y de trabajo debemos aspirar en base a los cambios que estamos viviendo? Lo que Gorz propone es que la liberación de trabajo debe orientarse hacia un reparto del trabajo entre todos, de manera que todos trabajen menos horas y obtengan una renta completa por ello. Esta reducción podría hacerse progresivamente y llevaría al fomento de todas aquellas actividades que han sido abandonadas por no responder a la racionalidad económica o ser incluso opuesta a ella, pero que son también actividades necesarias y de gran importancia (por ejemplo, los cuidados, actividades culturales y sociales...).